Más animales que algún día quizá pueda fotografiar. Mientras tanto me tengo que conformar con haberlos visto.
19- Abubilla (Upupa epops)
“Autodefensa química” de las
pequeñas abubillas: cuando se sienten amenazadas en el nido proyectan sus
excrementos líquidos con increíble puntería. La glándula uropigial fabrica una
secreción sebosa oscura y maloliente repleta de bacterias que le confieren ese
olor repugnante y a la vez mantiene las plumas sanas dentro del nido.
Es un depredador natural de la
procesionaria del pino.
Suele anidar en huecos de árboles viejos,
cavidades de edificios, grietas entre las rocas y montones de piedras. Tiende a
contener copiosas cantidades de heces y huelen muy
mal, lo que sirve de protección contra depredadores.
Todas las primaveras y veranos en
distintos lugares y durante unas cuantas salidas me acompaña en algún momento
una de ellas. Son inconfundibles.
20- Oropéndola (Oriolus oriolus)
Su nombre
científico proviene del latín aurum,
«dorado», «ave de oro». Es un ave inteligente y escurridiza, de vuelos rápidos. Cuerpo amarillo dorado, con ala y cola negras.
Tuve la suerte y el ojo de
distinguir un ejemplar de oropéndola,
concretamente, el pasado julio en la zona que va del Puente del Bicentenario de
La Cartuja por la ribera del Ebro a la chopera frente al soto de Cantalobos
(clic aquí).
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