El pasado 6 de abril tuvo lugar
una nueva edición de la Trotamons, la XVI, siendo para mí la primera
participación.
La semana comenzaba convulsa en
lo meteorológico, tras unos 2 meses sin caer una gota de lluvia, las
precipitaciones llegaron. El pronóstico hacía temer lo peor, de
hecho la tarde noche anterior estuvo lloviendo con cierta intensidad. Por
suerte la mañana amaneció con sol, nubes y cierzo y los caminos transitados
permitieron rodar a la perfección.
Alrededor de unos 1200
participantes esperábamos, en un buen ambiente de ciclismo, junto al pabellón de
Sotet de Fraga, para iniciar a las 12:30 h los 107 kms y 1100 metros de desnivel
positivo.
La ruta discurre por los términos
municipales de Fraga, Torrente de Cinca, Candasnos, Ballobar y Velilla de
Cinca, por caminos y pistas anchas, salvo un pequeño tramo de senda, donde la
dificultad radica en los kilómetros y no en su parte técnica. Tan sólo destacar,
como punto a extremar las precauciones, el vertiginoso descenso de la conocida Cuesta
del Dragón, a partir del km 17. Ésta viene después de la ascensión de
la Magdalena,
rampa sobre asfalto con pendientes del 11%. Previamente se supera otra
ascensión, la del Perdigano, a la salida de Fraga, con el grupo sin haberse
estirado del todo.
5 avituallamientos se reparten a
lo largo del recorrido. En esta ocasión me vi obligado a parar en el tercero,
el del km 63 en Candasnos, por problemas con la cadena. Sobre el km 50 en pleno
descenso se salió, girándose por dos puntos y haciéndome perder tiempo para
recolocarla, además de perder el ritmo y el contacto con el grupo en el que me
encontraba. Como me seguía dando saltos paré en el avituallamiento y caí en la
cuenta de que el problema podía ser el tensor de la misma. Parece que dio
resultado, pues mejoró notablemente. También paré en el cuarto avituallamiento,
ya que mis piernas flaqueaban y necesitaba algo de coca cola, golosinas y fruta
fresca.
A partir del último
avituallamiento, el de Velilla de Cinca, cuando parece que está todo hecho
llega el dichoso tramo conocido como el Muro, unos cuántos kilómetros
paralelos al río Cinca, pedregosos, pestosos cuando ya llevas 100 kilómetros en
las piernas.
Participaron los vigentes campeones
del mundo y subcampeones paralímpicos, Joan Font e Ignacio Ávila, en tándem,
llegando los primeros en 3 horas 30 minutos y 58 segundos, aunque el ganador
real, descontando esta modalidad de tándem, fue el zaragozano Javier Pina, que
entró a unos 4 minutos ganando al sprint a Juan Luciano y a Guillem Muñoz.
En la categoría femenina repitió
la belga VeerleCleiren, que ya ganó el año pasado, con un tiempo de 4 horas 9
minutos y 27 segundos, aventajando en más de media hora a la segunda
clasificada, Iolanda López (curiosamente fue quien me precedió en la llegada a
meta) y a Ingrid Doladé.
Personalmente creo que fui de más
a menos, comencé fuerte, quizá por encima de mis posibilidades para mantener el
ritmo toda la prueba, más aún cuando el cierzo que estuvo presente y no me
beneficia en nada, hizo mella en mis piernas obligándome en el último tercio, a
bajar mucho el ritmo por los calambres que aparecieron y amenazaban con
impedirme llegar a meta. En definitiva 4 horas y 40 minutos después completé la
Trotamons, a una media cercana a 24 km/hora.
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Dar la enhorabuena a la
organización, por la perfecta señalización del recorrido, a los voluntarios por
sus ánimos y buen hacer y a los fotógrafos por la calidad y número de fotos
realizadas (de ellos son las fotos aquí añadidas).
Web de la carrera, con toda la información y los enlaces a material fotográfico, clic aquí.
Web de la carrera, con toda la información y los enlaces a material fotográfico, clic aquí.
Hasta la próxima.
Nos vemos en los caminos.
Una mas en tu historial.....en la proxima mas....jiji
ResponderEliminarClaro que sí Visir, ahí estamos. Buscaré la siguiente.
EliminarNos vemos en los caminos