viernes, 29 de junio de 2018

UNA HISTORIA EN BICICLETA-RON McLARTY-





-¿Por qué estoy en la bici, Norma?
Sentí su silencio. Me la imaginé calmándome y sintiéndose calmada también. La nieve relucía a través de la ventana de la cocina y tuve que impedirme a mí mismo preocuparme por la bici. Supongo que lo que decía mamá siempre era cierto. Todo es relativo. Ella lo decía y yo lo entiendo ahora. Otras personas se preocupan por grandes cosas, yo me preocupo por la bici. O algo así.
-Creo que estás en una búsqueda.
Todavía quedaban hojas doradas en el álamo temblón. En lo alto de una cumbre vi a unos jinetes en fila.
-¿Crees que estoy en una búsqueda?
-Sé que suena tonto, pero de vez en cuando los grandes hombres han hecho búsquedas para encontrar respuestas a las grandes preguntas. Se han escrito libros sobre hombres que buscaban respuestas por todo el mundo.
-Pero ¿y si no sé la pregunta?
-Sí sabes la pregunta.
Los jinetes flotaron sobre una cumbre y se perdieron de vista. Bethany saltó desde la cima de los álamos temblones. Giró una vez sobre el árbol más alto y siguió a los jinetes.
-Te quiero, Smithy.
-Estoy completamente cansado de repente.

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Salí del aparcamiento y me metí en el pelotón principal de ciclistas y, después de unos cuantos kilómetros de adaptarme a montar entre una multitud, dejé mi mente vagar por todo. Ése es en realidad el mejor modo de hacerlo. Es como dejar de alguna forma que tus pensamientos lleven la bicicleta y tu cuerpo y sus agujetas y eso se vuelven distantes. Algunas veces, no siempre, pero algunas veces, si mis pensamientos están lo suficientemente libres y de verdad me dejo llevar, mi cuerpo llega a ser casi una parte de la propia bicicleta. Es extraño y agradable.

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